martes, 30 de noviembre de 2010

Jean Giono "El hombre que plantaba árboles"

                                                                          
                                                                                   Jean Giono
Este es un pequeño relato de Jean Giono que nos descubre la generosidad de un hombre con su entorno. La sabiduría del saber esperar, la observación del entorno, la humildad, son valores poco habituales en nuestra época que necesitamos recuperar.

El hombre que plantaba árboles

Si uno quiere descubrir cualidades realmente excepcionales en el carácter de un ser humano, debe tener el tiempo o la oportunidad de observar su comportamiento durante varios años. Si este comportamiento no es egoísta, si está presidido por una generosidad sin límites, si es tan obvio que no hay afán de recompensa, y además ha dejado una huella visible en la tierra, entonces no cabe equivocación posible.
Hace cuarenta años hice un largo viaje a pie a través de montañas completamente desconocidas por los turistas, atravesando la antigua región donde los Alpes franceses penetran en la Provenza. Cuando empecé mi viaje por aquel lugar todo era estéril y sin color, y la única cosa que crecía era la planta conocida como lavanda silvestre.
Cuando me aproximaba al punto más elevado de mi viaje, y tras caminar durante tres días, me encontré en medio de una desolación absoluta y acampé cerca de los vestigios de un pueblo abandonado. Me había quedado sin agua el día anterior, y por lo tanto necesitaba encontrar algo de ella. Aquel grupo de casas, aunque arruinadas como un viejo nido de avispas, sugerían que una vez hubo allí un pozo o una fuente. La había, desde luego, pero estaba seca. Las cinco o seis casas sin tejados, comidas por el viento y la lluvia, la pequeña capilla con su campanario desmoronándose, estaban allí, aparentemente como en un pueblo con vida, pero ésta había desaparecido.
Era un día de junio precioso, brillante y soleado, pero sobre aquella tierra desguarnecida el viento soplaba, alto en el cielo, con una ferocidad insoportable. Gruñía sobre los cadáveres de las casas como un león interrumpido en su comida... Tenía que cambiar mi campamento.
Tras cinco horas de andar, todavía no había hallado agua y no existía señal alguna que me diera esperanzas de encontrarla. En todo el derredor reinaban la misma sequedad, las mismas hierbas toscas. Me pareció vislumbrar en la distancia una pequeña silueta negra vertical, que parecía el tronco de un árbol solitario. De todas formas me dirigí hacia él. Era un pastor. Treinta ovejas estaban sentadas cerca de él sobre la ardiente tierra.
Me dio un sorbo de su calabaza-cantimplora, y poco después me llevó a su cabaña en un pliegue del llano. Conseguía el agua -agua excelente- de un pozo natural y profundo encima del cual había construido un primitivo torno.
El hombre hablaba poco, como es costumbre de aquellos que viven solos, pero sentí que estaba seguro de sí mismo, y confiado en su seguridad. Para mí esto era sorprendente en ese país estéril. No vivía en una cabaña, sino en una casita hecha de piedra, evidenciadora del trabajo que él le había dedicado para rehacer la ruina que debió encontrar cuando llegó. El tejado era fuerte y sólido. Y el viento, al soplar sobre él, recordaba el sonido de las olas del mar rompiendo en la playa.
La casa estaba ordenada, los platos lavados, el suelo barrido, su rifle engrasado, su sopa hirviendo en el fuego. Noté que estaba bien afeitado, que todos sus botones estaban bien cosidos y que su ropa había sido remendada con el meticuloso esmero que oculta los remiendos. Compartimos la sopa, y después, cuando le ofrecí mi petaca de tabaco, me dijo que no fumaba. Su perro, tan silencioso como él, era amigable sin ser servil.
Desde el principio se daba por supuesto que yo pasaría la noche allí. El pueblo más cercano estaba a un día y medio de distancia. Además, ya conocía perfectamente el tipo de pueblo de aquella región... Había cuatro o cinco más de ellos bien esparcidos por las faldas de las montañas, entre agrupaciones de robles albares, al final de carreteras polvorientas. Estaban habitadas por carboneros, cuya convivencia no era muy buena. Las familias, que vivían juntas y apretujadas en un clima excesivamente severo, tanto en invierno como en verano, no encontraban solución al incesante conflicto de personalidades. La ambición territorial llegaba a unas proporciones desmesuradas, en el deseo continuo de escapar del ambiente. Los hombres vendían sus carretillas de carbón en el pueblo más importante de la zona y regresaban. Las personalidades más recias se limaban entre la rutina cotidiana. Las mujeres, por su parte, alimentaban sus rencores. Existía rivalidad en todo, desde el precio del carbón al banco de la iglesia. Y encima de todo estaba el viento, también incesante, que crispaba los nervios. Había epidemias de suicidio y casos frecuentes de locura, a menudo homicida.
Había transcurrido una parte de la velada cuando el pastor fue a buscar un saquito del que vertió una montañita de bellotas sobre la mesa. Empezó a mirarlas una por una, con gran concentración, separando las buenas de las malas. Yo fumaba en mi pipa. Me ofrecí para ayudarle. Pero me dijo que era su trabajo. Y de hecho, viendo el cuidado que le dedicaba, no insistí. Esa fue toda nuestra conversación. Cuando ya hubo separado una cantidad suficiente de bellotas buenas, las separó de diez en diez, mientras iba quitando las más pequeñas o las que tenían grietas, pues ahora las examinaba más detenidamente. Cuando hubo seleccionado cien bellotas perfectas, descansó y se fue a dormir.
Se sentía una gran paz estando con ese hombre, y al día siguiente le pregunté si podía quedarme allí otro día más. Él lo encontró natural, o para ser más preciso, me dio la impresión de que no había nada que pudiera alterarle. Yo no quería quedarme para descansar, sino porque me interesó ese hombre y quería conocerle mejor. Él abrió el redil y llevó su rebaño a pastar. Antes de partir, sumergió su saco de bellotas en un cubo de agua.
Me di cuenta de que en lugar de cayado, se llevó una varilla de hierro tan gruesa como mi pulgar y de metro y medio de largo. Andando relajadamente, seguí un camino paralelo al suyo sin que me viera. Su rebaño se quedó en un valle. Él lo dejó a cargo del perro, y vino hacia donde yo me encontraba. Tuve miedo de que me quisiera censurarme por mi indiscreción, pero no se trataba de eso en absoluto: iba en esa dirección y me invitó a ir con él si no tenía nada mejor que hacer. Subimos a la cresta de la montaña, a unos cien metros.
Allí empezó a clavar su varilla de hierro en la tierra, haciendo un agujero en el que introducía una bellota para cubrir después el agujero. Estaba plantando un roble. Le pregunté si esa tierra le pertenecía, pero me dijo que no. ¿Sabía de quién era?. No tampoco. Suponía que era propiedad de la comunidad, o tal vez pertenecía a gente desconocida. No le importaba en absoluto saber de quién era. Plantó las bellotas con el máximo esmero. Después de la comida del mediodía reemprendió su siembra. Deduzco que fui bastante insistente en mis preguntas, pues accedió a responderme. Había estado plantado cien árboles al día durante tres años en aquel desierto. Había plantado unos cien mil. De aquellos, sólo veinte mil habían brotado. De éstos esperaba perder la mitad por culpa de los roedores o por los designios imprevisibles de la Providencia. Al final quedarían diez mil robles para crecer donde antes no había crecido nada.
Entonces fue cuando empecé a calcular la edad que podría tener ese hombre. Era evidentemente mayor de cincuenta años. Cincuenta y cinco me dijo. Su nombre era Elzeard Bouffier. Había tenido en otro tiempo una granja en el llano, donde tenía organizada su vida. Perdió su único hijo, y luego a su mujer. Se había retirado en soledad, y su ilusión era vivir tranquilamente con sus ovejas y su perro. Opinaba que la tierra estaba muriendo por falta de árboles. Y añadió que como no tenía ninguna obligación importante, había decidido remediar esta situación.
Como en esa época, a pesar de mi juventud, yo llevaba una vida solitaria, sabía entender también a los espíritus solitarios. Pero precisamente mi juventud me empujaba a considerar el futuro en relación a mí mismo y a cierta búsqueda de la felicidad. Le dije que en treinta años sus robles serían magníficos. Él me respondió sencillamente que, si Dios le conservaba la vida, en treinta años plantaría tantos más, y que los diez mil de ahora no serían más que una gotita de agua en el mar.
Además, ahora estaba estudiando la reproducción de las hayas y tenía un semillero con hayucos creciendo cerca de su casita. Las plantitas, que protegía de las ovejas con una valla, eran preciosas. También estaba considerando plantar abedules en los valles donde había algo de humedad cerca de la superficie de la tierra.
Al día siguiente nos separamos.
Un año más tarde empezó la Primera Guerra Mundial, en la que yo estuve enrolado durante los siguientes cinco años. Un "soldado de infantería" apenas tenía tiempo de pensar en árboles, y a decir verdad, la cosa en sí hizo poca impresión en mí. La había considerado como una afición, algo parecido a una colección de sellos, y la olvidé.
Al terminar la guerra sólo tenía dos cosas: una pequeña indemnización por la desmovilización, y un gran deseo de respirar aire freco durante un tiempo. Y me parece que únicamente con este motivo tomé de nuevo la carretera hacia la "tierra estéril".
El paisaje no había cambiado. Sin embargo, más allá del pueblo abandonado, vislumbré en la distancia un cierto tipo de niebla gris que cubría las cumbres de las montañas como una alfombra. El día anterior había empezado de pronto a recordar al pastor que plantaba árboles. "Diez mil robles -pensaba- ocupan realmente bastante espacio". Como había visto morir a tantos hombres durante aquellos cinco años, no esperaba hallar a Elzeard Bouffier con vida, especialmente porque a los veinte años uno considera a los hombres de más de cincuenta como personas viejas preparándose para morir... Pero no estaba muerto, sino más bien todo lo contrario: se le veía extremadamente ágil y despejado: había cambiado sus ocupaciones y ahora tenía solamente cuatro ovejas, pero en cambio cien colmenas. Se deshizo de las ovejas porque amenazaban los árboles jóvenes. Me dijo -y vi por mí mismo- que la guerra no le había molestado en absoluto. Había continuado plantando árboles imperturbablemente. Los robles de 1.910 tenían entonces diez años y eran más altos que cualquiera de nosotros dos. Ofrecían un espectáculo impresionante. Me quedé con la boca abierta, y como él tampoco hablaba, pasamos el día en entero silencio por su bosque. Las tres secciones medían once kilómetros de largo y tres de ancho. Al recordar que todo esto había brotado de las manos y del alma de un hombre solo, sin recursos técnicos, uno se daba cuenta de que los humanos pueden ser también efectivos en términos opuestos a los de la destrucción...
Había perseverado en su plan, y hayas más altas que mis hombros, extendidas hasta el límite de la vista, lo confirmaban. me enseñó bellos parajes con abedules sembrados hacía cinco años (es decir, en 1.915), cuando yo estaba luchando en Verdún. Los había plantado en todos los valles en los que había intuido -acertadamente- que existía humedad casi en la superficie de la tierra. Eran delicados como chicas jóvenes, y estaban además muy bien establecidos.
Parecía también que la naturaleza había efectuado por su cuenta una serie de cambios y reacciones, aunque él no las buscaba, pues tan sólo proseguía con determinación y simplicidad en su trabajo. Cuando volvimos al pueblo, vi agua corriendo en los riachuelos que habían permanecido secos en la memoria de todos los hombres de aquella zona. Este fue el resultado más impresionante de toda la serie de reacciones: los arroyos secos hacía mucho tiempo corrían ahora con un caudal de agua fresca. Algunos de los pueblos lúgubres que menciono anteriormente se edificaron en sitios donde los romanos habían construido sus poblados, cuyos trazos aún permanecían. Y arqueólogos que habían explorado la zona habían encontrado anzuelos donde en el siglo XX se necesitaban cisternas para asegurar un mínimo abastecimiento de agua.
El viento también ayudó a esparcir semillas. Y al mismo tiempo que apareció el agua, también lo hicieron sauces, juncos, prados, jardines, flores y una cierta razón de existir. Pero la transformación se había desarrollado tan gradualmente que pudo ser asumida sin causar asombro. Cazadores adentrándose en la espesura en busca de liebres o jabalíes, notaron evidentemente el crecimiento repentino de pequeños árboles, pero lo atribuían a un capricho de la naturaleza. Por eso nadie se entrometió con el trabajo de Elzeard Bouffier. Si él hubiera sido detectado, habría tenido oposición. Pero era indetectable. Ningún habitante de los pueblos, ni nadie de la administración de la provincia, habría imaginado una generosidad tan magnífica y perseverante.
Para tener una idea más precisa de este excepcional carácter no hay que olvidar que Elzeald trabajó en una soledad total, tan total que hacía el final de su vida perdió el hábito de hablar, quizá porque no vio la necesidad de éste.
En 1.933 recibió la visita de un guardabosques que le notificó una orden prohibiendo encender fuego, por miedo a poner en peligro el crecimiento de este bosque natural. Esta era la primera vez -le dijo el hombre- que había visto crecer un bosque espontáneamente. En ese momento, Bouffier pensaba plantar hayas en un lugar a 12 km. de su casa, y para evitar las ideas y venidas (pues contaba entonces 75 años de edad), planeó construir una cabaña de piedra en la plantación. Y así lo hizo al año siguiente.
En 1.935 una delegación del gobierno se desplazó para examinar el "bosque natural". La componían un alto cargo del Servicio de Bosques, un diputado y varios técnicos. Se estableció un largo diálogo completamente inútil, decidiéndose finalmente que algo se debía hacer... y afortunadamente no se hizo nada, salvo una única cosa que resultó útil: todo el bosque se puso bajo la protección estatal, y la obtención del carbón a partir de los árboles quedó prohibida. De hecho era imposible no dejarse cautivar por la belleza de aquellos jóvenes árboles llenos de energía, que a buen seguro hechizaron al diputado.
Un amigo mío se encontraba entre los guardabosques de esa delegación y le expliqué el misterio. Un día de la semana siguiente fuimos a ver a Elzeard Bouffier. Lo encontramos trabajando duro, a unos diez kilómetros de donde había tenido lugar la inspección.
El guardabosques sabía valorar las cosas, pues sabía cómo mantenerse en silencio. Yo le entregué a Elzeard los huevos que traía de regalo. Compartimos la comida entre los tres y después pasamos varias horas en contemplación silenciosa del paisaje...
En la misma dirección en la que habíamos venido, las laderas estaban cubiertas de árboles de seis a siete metros de altura. Al verlos recordaba aún el aspecto de la tierra en 1.913, un desierto... y ahora, una labor regular y tranquila, el aire de la montaña fresco y vigoroso, equilibrio y, sobre todo, la serenidad de espíritu, habían otorgado a este hombre anciano una salud maravillosa. Me pregunté cuántas hectáreas más de tierra iba a cubrir con árboles.
Antes de marcharse, mi amigo hizo una sugerencia breve sobre ciertas especies de árboles para los que el suelo de la zona estaba especialmente preparado. No fue muy insistente; "por la buena razón -me dijo más tarde- de que Bouffier sabe de ello más que yo". Pero, tras andar un rato y darle vueltas en su mente, añadió: "¡y sabe mucho más que cualquier persona, pues ha descubierto una forma maravillosa de ser feliz!".
Fue gracias a ese hombre que no sólo la zona, sino también la felicidad de Bouffier fue protegida. Delegó tres guardabosques para el trabajo de proteger la foresta, y les conminó a resistir y rehusar las botellas de vino, el soborno de los carboneros.
El único peligro serio ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. Como los coches funcionaban con gasógeno, mediante generadores que quemaban madera, nunca había leña suficiente. La tala de robles empezó en 1.940, pero la zona estaba tan lejos de cualquier estación de tren que no hubo peligro. El pastor no se enteraba de nada. Estaba a treinta kilómetros, plantando tranquilamente, ajeno a la guerra de 1.939 como había ignorado la de 1.914.
Vi a Elzeard Bouffier por última vez en junio de 1.945. Tenía entonces ochenta y siete años. Volví a recorrer el camino de la "tierra estéril"; pero ahora en lugar del desorden que la guerra había causado en el país, un autobús regular unía el valle del Durance y la montaña. No reconocí la zona, y lo atribuí a la relativa rapidez del autobús... Hasta que vi el nombre del pueblo no me convencí de que me hallaba realmente en aquella región, donde antes sólo había ruinas y soledad.
El autobús me dejó en Vergons. En 1.913 este pueblecito de diez o doce casas tenía tres habitantes, criaturas algo atrasadas que casi se odiaban una a otra, subsistiendo de atrapar animales con trampas, próximas a las condiciones del hombre primitivo. Todos los alrededores estaban llenos de ortigas que serpenteaban por los restos de las casas abandonadas. Su condición era desesperanzadora, y una situación así raramente predispone a la virtud.
Todo había cambiado, incluso el aire. En vez de los vientos secos y ásperos que solían soplar, ahora corría una brisa suave y perfumada. Un sonido como de agua venía de la montaña. Era el viento en el bosque; pero más asombro era escuchar el auténtico sonido del agua moviéndose en los arroyos y remansos. Vi que se había construido una fuente que manaba con alegre murmullo, y lo que me sorprendió más fue que alguien había plantado un tilo a su lado, un tilo que debería tener cuatro años, ya en plena floración, como símbolo irrebatible de renacimiento.
Además, Vergons era el resultado de ese tipo de trabajo que necesita esperanza, la esperanza que había vuelto. Las ruinas y las murallas ya no estaban, y cinco casas habían sido restauradas. Ahora había veinticinco habitantes. Cuatro de ellos eran jóvenes parejas. Las nuevas casas, recién encaladas, estaban rodeadas por jardines donde crecían vegetales y flores en una ordenada confusión. Repollos y rosas, puerros y margaritas, apios y anémonas hacían al pueblo ideal para vivir.
Desde ese sitio seguí a pie. La guerra, al terminar, no había permitido el florecimiento completo de la vida, pero el espíritu de Elzeard permanecía allí. En las laderas bajas vi pequeños campos de cebada y de arroz; y en el fondo del valle verdeaban los prados.
Sólo fueron necesarios ocho años desde entonces para que todo el paisaje brillara con salud y prosperidad. Donde antes había ruinas, ahora se encontraban granjas; los viejos riachuelos, alimentados por las lluvias y las nieves que el bosque atrae, fluían de nuevo. Sus aguas alimentaban fuentes y desembocan sobre alfombras de menta fresca. Poco a poco, los pueblecitos se habían revitalizado. Gentes de otros lugares donde la tierra era más cara se habían instalado allí, aportando su juventud y su movilidad. Por las calles uno se topaba con hombres y mujeres vivos, chicos y chicas que empezaban a reír y que habían recuperado el gusto por las excursiones. Si contábamos la población anterior, irreconocible ahora que gozaba de cierta comodidad, más de diez mil personas debían en parte su felicidad a Elzeard Bouffier.
Por eso, cuando reflexiono en aquel hombre armado únicamente por sus fuerzas físicas y morales, capaz de hacer surgir del desierto esa tierra de Canaan, me convenzo de que a pesar de todo la humanidad es admirable. Cuando reconstruyo la arrebatadora grandeza de espíritu y la tenacidad y benevolencia necesaria para dar lugar a aquel fruto, me invade un respeto sin límites por aquel hombre anciano y supuestamente analfabeto, un ser que completó una tarea digna de Dios.
(Elzeard Bouffier murió pacíficamente en 1.947 en el hospicio de Banon).
Jean Giono.
Ver el libro ilustrado Texto bilingüe (Francés y  castellano)

 Un cortometraje de animaciónUn cortometraje de animación del canadiense Frèdéric Back en versión francesa subtitulada al castellano, a partir del cuento de Jean Giono.

El Hombre que Plantaba Árboles 1 

 

El Hombre que Plantaba Árboles 2 

El Hombre que Plantaba Árboles 3 

Sipnosis
Cada día la Humanidad pierde, sólo por la tala directa, unos dos millones de árboles. Esto viene a significar que cada año desaparece el equivalente a un árbol por cada habitante del planeta.
Ante un panorama tan descorazonador, emociona la lectura de esta sencilla historia que Jean Giono escribió cuando, a mediados del pasado siglo, una editorial norteamericana le pidió que escribiese un relato breve acerca de un personaje real que fuese inolvidable.
Giono escribió entonces “El hombre que plantaba árboles”, texto que donó ‘a todo el mundo’ tras ser rechazado por la editorial que le encargó la historia porque Elzéard Bouffier, el protagonista de la misma, no era un personaje real.
“El hombre que plantaba árboles” narra la historia de un pastor que, con su sola voluntad y esfuerzo, convierte una tierra desierta, abandonada, infértil, en un maravilloso vergel. Pero la moraleja sobre la capacidad humana para, con tesón, alcanzar cualquier objetivo que se plantee, no me conmueve tanto como la historia en sí.
El narrador nos cuenta como en 1913, en una excursión por la Provenza atravesó una zona árida en la que nada crecía y en la que era imposible encontrar agua. Pueblos abandonados mostraban que en la zona una vez vivieron hombres, pero de ellos ya sólo quedaban las ruinas de sus casas. En medio de esa desolación, el narrador encuentra un pastor con el que pasa un par de días mientras le explica su principal ocupación: plantar árboles.
Cada día prepara y planta bellotas de robles en la inmensidad desierta de las montañas que le rodean. Ha preparado igualmente un vivero de hayas y piensa preparar abedules para sembrar en los valles, donde el agua debiera ser superficial.
El pastor ignora quién era el dueño de las tierras que plantaba, si es que lo tienen, pero comprende que aquellas tierras se mueren por la falta de árboles. Generosamente, dedica sus esfuerzos a devolverlas a la vida.
Después de la I Guerra Mundial el narrador volvió por aquellos lugares. Lo que vio le dejó sorprendido. La lenta labor del pastor comenzaba a dar sus frutos y hermosos árboles jóvenes, llenos de vigor, se extendían por lo que antes era un yermo desolado. Las hayas, los robles y los abedules que cubrían ahora la tierra hicieron comprender al narrador que la dedicación de aquel hombre nada tenía que ver con una excéntrica afición, como el coleccionar sellos.
El narrador aún regresó una tercera vez a la zona, al acabar la II Guerra Mundial, y en el lugar de la tierra desierta que conoció en su primera visita pudo encontrar un extenso bosque que había llamado a la vida a su alrededor. Gracias a los árboles los acuíferos se rellenaron y los manantiales volvieron a fluir. Cuando el agua corrió, volvieron los hombres y recuperaron las tierras de labor, los huertos, las praderías, los jardines… ignorantes de que toda aquella abundancia la debían a la labor callada de un hombre que, amando la tierra, supo devolverla a la vida.
Los árboles renuevan el aire, el agua y el suelo de las zonas donde viven y son tesoros de biodiversidad en sí mismos. Un suelo sin árboles es el principio de un desierto. Pero todos, en mayor o menos medida, podemos emular a Elzéard Bouffier y contribuir a frenar la desertización. Seamos generosos.


Sobre el autor:
Jean Giono ( Manosque,30 de marzo 1895-9 de octubre de 1970)          fue un  escritor fránces, cuya obra novelesca se desarrolla en gran parte en el ámbito campesino de Provenza. Inspirada por su imaginación y su visión de la Grecia antigua , describe la condición humana frente a los problemas de la moral y la metafísica, y tiene una relevancia universal: Jean Giono no es sólo el escritor regionalista que se pudiera creer. Autodidacta, fue el amigo de Lucien Jacques, André Gidey y de jean Guéhenno. Sin embargo se mantuvo al margen de los corrientes de la literatura de su tiempo. En vida fue considerado como uno de los escritores más grandes del siglo XX por autoridades como André Malraux y Henri Peyre 


La obra de Jean Giono

La obra de Jean Giono mezcla un humanismo natural con una violenta revuelta contra la sociedad del siglo XX, marcada por el totalitarismo y amenazada por la mediocridad. Se divide en dos partes: los primeros libros tienen un estilo muy lírico, muy diferente de las obras tardías más elaboradas y narrativas, como las Crónicas novelescas (Chroniques romanesques) y el ciclo del Húsar. En cierto modo el personaje principal de los primeros libros es la naturaleza, mientras que en los siguientes es el hombre.
Jean Giono fue soldado durante la Primera Guerra Mundial , pero no trata directamente este período de su vida sino en Refus d'obéissance, muchos años después de sus primeras publicaciones. Sin embargo la guerra tiene una influencia muy fuerte a lo largo de su obra. Giono es un escritor imposible de clasificar, pero es sin duda un humanista y un pacifista.
Los tres primeros libros de Jean Giono constituyen la trilogía de Pan (el dios griego Pan) : Colline, Un de Baumugnes y Regain
El dios Pan es una figura importante de los libros de Giono, y representa la naturaleza unificada en un ser único. Aunque poco aficionado a las discusiones filosóficas, Giono alude brevemente al panteismo   y desarrolla esa idea de modo lírico en sus primeros libros. 
La naturaleza está presentada de una manera muy diferente de la Provenza  idílica de Marcel Pagnol. Para Giono, la naturaleza es hermosa pero también cruel, destructora y purificadora: el Hombre es parte de ella, pero ella no es el Hombre. Así, en Le Hussard sur le toit, la manifestación de la naturaleza es el cólera que devasta Provenza y mata ciegamente sin preocuparse de la política que está agitando a los hombres.
En el ciclo del Húsar Giono experimenta un nuevo tipo de escritura. Se compone de cuatro libros: Angelo, Le Hussard sur le toit, Le bonheur fou y Mort d'un personnage.

Biografía

Giono nació en Manosque  el  30 marzo 1895 

                                                      Manosque
Su padre era un zapatero anarquista de origen italiano, que leía mucho la  Biblia; su madre tenía un taller de planchadoras. En  1911, la mala salud de su padre y los escasos recursos económicos de la familia le obligaron a interrumpir sus estudios. Tuvo que seguir aprendiendo como autodidacta. En  1915 fue movilizado y enviado al frente a Verdún  y al Mont Kemmel. Más tarde, empezó a escribir después de la lectura de los escritores clásicos (especialmente Virgilio). Después del éxito de su primera obra Colline, y cuando el banco que le empleaba fue liquidado en 1929, cesó toda actividad profesional para consagrarse en exclusivo a su obra. Recibió en 1929  el premio americano Brentano por Colline, y el premio Northcliffe al año siguiente por la novela Regain. Recibió también la legión de Honor en 1932.
Con los acontecimientos del principio de los años 30 se implicó políticamente. Participó en la Asociación de los Escritores y Artistas Revolucionarios, de matiz comunista, pero la dejó muy pronto por desconfianza.

En abril de 1935 publicó Que ma joie demeure y tuvo un gran éxito, especialmente con la juventud. Durante un paseo por la montaña de Lure, Giono fue bloqueado accidentalmente en la aldea del Contadour con algunos amigos. Encantados por aquel lugar, decidieron encontrarse allí regularmente: fueron los Encuentros del Contadour.


En esa época publicó el ensayo Les Vraies Richesses, dedicado a los del Contadour.
Con las primeras señales que anunciaban la Segunda Guerra Mundial   Jean Giono redactó las súplicas Refus d'Obéissance, Lettre aux Paysans sur la Pauvreté et la Paix, Précision y Recherche de la Pureté. La declaración de la guerra interrumpió el noveno encuentro del Contadour. Los "discípulos" esperaban la reacción de Giono, lo que fue difícil para el que había escrito "Ande solo, que su claridad le sea suficiente". Fue al centro de movilización de Digne pero fue arrestado el 14 de septiembre de  1939 por su pacifismo. Fue liberado y desmovilizado. Después de laa Segunda Guerra Mundial,en septiembre de 1944 , fue acusado de colaboración y arrestado de nuevo, aunque había proclamado su oposición al nazismo. Fue liberado en enero de 1945  sin haber sido inculpado. Sin embargo, esto fue motivo para la enemistad de una parte de los escritores franceses (fue excluido del Comité nacional de escritores), y no fue "rehabilitado" antes del éxito de su novela Le Hussard sur le toit. Esta rehabilitación fue confirmada por el premio del Príncipe Rainier III de Monaco por el conjunto de su obra en 1953. Al año siguiente fue admitido en la Academia Goncourt 
Jean Giono murió de un infarto el 9 de octubre de 1970  y fue enterrado en Manosque.

Bibliografía

  • Colline (1928)
  • Un de Baumugnes (1929), adaptado en película por Marcel Pagnol en 1934, con el título Angèle.
  • Naissance de l'Odyssée (1930)
  • Regain (1930), adaptado en película por Marcel Pagnol en 1937.
  • Le Grand Troupeau (1931)
  • Jean le Bleu (1932), de que la película La Femme du boulanger de Marcel Pagnol se inspira parcialmente.
  • Solitude de la pitié (1932)
  • Le chant du monde (1934)
  • Que ma joie demeure (1934)
  • Les vraies richesses (1937)
  • Refus d'obéissance (1937)
  • Batailles dans la montagne (1937)
  • Le poids du ciel (1938)
  • Lettre aux paysans sur la pauvreté et la paix (1938)
  • Précisions et Recherche de la pureté (1939)
  • Traducción de Moby Dick, de Herman Melville (1940)
  • Pour saluer Melville (1941)
  • Triomphe de la vie (1942)
  • Le voyage en calèche (1946), obra de teatro prohibido por los Alemanes durante la guerra
  • Un roi sans divertissement (1946), adaptado en película por François Leterrier en 1963.
  • Noé (1948)
  • Les âmes fortes (1949), adaptado en película por Raoul Ruiz en 2000
  • Mort d'un personnage (1949)
  • Les grands chemins 1951
  • Le Hussard sur le toit (1951), adaptado en película por Jean-Paul Rappeneau en 1995
  • Le moulin de Pologne (1952)
  • L'Homme qui plantait des arbres (1953), adaptado como película de animación por el Canadiense Frédéric Back en 1987.
  • Le bonheur fou (1957)
  • Angelo (1958)
  • Deux cavaliers de l'orage (versión definitiva en 1965)
  • L'histoire du garçon robín (1962)
  • L'Iris de Suse (1970)
Enlaces:

Página en francés sobre Giono  

 http://pages.infinit.net/poibru/giono/index.htm

 http://www.centrejeangiono.com/pages/presentation-historique.htm


Frédérick Back (Autor del video)

Frédérick Back nace en 1924 en St Arnuald, Francia. Tras haber vivido en Estrasburgo y París, estudia Bellas Artes en Rennes. Vive en Montreal (Canadá) desde 1948, donde trabaja como profesor de Artes Aplicadas y Bellas Artes. Trabaja también como ilustrador, maquetista y decorador, y también realiza colaboraciones regulares en emisiones educativas, científicas y musicales de la Société Radio-Canada. A partir de 1968 se dedica al cine de animación realizando cortometrajes dirigidos a todo tipo de público pero con especial atención al público infantil. Su obra es un homenaje a la naturaleza, a los animales y a la posibilidad de convivir con ella sin destruirla, sino amándola y respetándola.

Su sensibilidad, la elegancia y sutileza de sus dibujos y su extraordinaria maestría del color han sido el sello de su creación, junto a su trabajo paciente y único, inspirado en un profundo respeto a la vida.

Con dos Óscar e innombrables premios atribuidos a su obra, Frédéric Back es sin duda el cineasta de animación canadiense más conocido y galardonado, y es reconocido como uno de los grandes maestros del cine de animación.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Christo y Jeanne-Claude

                                                          Christo y su esposa Jeanne-Claude.
                                                       

  Nuestro trabajo trata siempre de la libertad” son palabras de Jeanne-Claude, que   se consideró enemiga de la posesión y la durabilidad.                      

    
Christo (n.  Gabro, Bulgaria, 13 dejunio de 1935)   y Jeanne-Claude (n. en Casablanca, Marruecos 13 de junio de 1935 fallecio en EEUU el 18 de Noviembre 2009 ) Son un matrimonio de artistas que realiza instalaciones artísticas   ambientales, similares al  Land Art 
Se caracterizan, principalmente, por utilizar tela   para envolver gigantescos edificios o cubrir extensas áreas públicas.
Han realizado sus instalaciones en diferentes países: en el año 1995   forraron el edificio del Reichstag en Alemania y en 1985 cubrieron el Puente Nuevo, en París . También construyeron una cortina de 39 kilómetros de largo, llamada "Running Fence", en la comuna francesa de Marin en 1973.  Su trabajo más reciente fue "The Gates" (2005), el que consistió en instalar 7.503 marcos metálicos en el  Central Park de Nueva York

Trabajos a gran escala

 

Documenta 4

 





En 1968, Christo y Jeanne-Claude tuvieron la oportunidad de participar en Documenta 4 en Kassel, Alemania. En esta ocasión, la pareja quiso construir un tubo de 5.600 metros cúbicos que estaría suspendido por grúas y que sería visible a una distancia de 25 kilómetros.

                          5,600 Cubicmeter Package Documenta 4, Kassel, Germany, 1967-68

Los primeros intentos fallaron cuando la superficie de polietileno se dañó mientras era izada. Luego de repetidos reparaciones y usando las dos grúas más grandes de Europa, el proyecto finalmente se hizo realidad. El paquete tubular permaneció allí durante dos meses y tuvo un valor de $70.000  dolares, suma difícil de reunir para Christo y Jeanne-Claude

 

 

Wrapped Coast (Costa Envuelta)

 

                
                 Wrapped Coast, Little Bay, One Million Square Feet, Sydney, Australia 1968-69


 

                                    Wrapped Coast” (Costa envuelta, 1969)

A finales de 1969, Jeanne-Claude y Christo envolvieron la costa de Little Bay en Sídney, Australia  con la colaboración de 130 ayudantes que dedicaron 17.000 horas de trabajo. El proyecto necesitó 9.300 metros cuadrados de tela sintética y 56  km de soga.




Luego de la resistencia inicial de las autoridades y el público, las reacciones fueron mayoritariamente positivas.

Valley Curtain (Cortina del Valle)

 


     Valley Curtain, Rifle, Colorado 1970-72

 

                             La cortina colgando en el Rifle Gap, Colorado
     
A fines de 1970, Christo y Jeanne-Claude comenzaron a prepararse para el proyecto "Valley Curtain". Un paño de 400 m de largo sería estirado a través del Rifle Gap, un valle  en las Montañas Rocosas, cerca de Rifle,Colorado. La realización de la obra fue complicada debido a los US$230.000 que debieron reunir y las protestas de algunos grupos ambientalistas . El proyecto requirió 14.000 m2 de paño para ser colgado en un  cable de acero, el cual estaba sujeto a barras metálicas fijadas en concreto en cada ladera. También fueron necesarias 200 toneladas de hormigón , que debieron ser transportadas a mano en cubos cuesta arriba.





El presupuesto aumentó a $400.000, causándole a Christo y a Jeanne-Claude problemas adicionales con la financiación. Finalmente, se vendieron suficientes piezas de arte para reunir el dinero. El 10 de octubre de 1971, la cortina anaranjada estaba lista para ser colgada, pero estaba rasgada debido al viento y las rocas. Mientras una segunda cortina era fabricada, Christo recibió la respuesta de un arquitecto de Berlín para poder envolver el edificio del Reichstag. El 10 de agosto del año siguiente, el segundo intento de colgar la cortina fue un éxito, aunque debió ser retirada 28 horas más tarde debido a la proximidad de una tormenta.

Running Fence (Cerca Corredera) 




En 1973, luego de 17 años como apátrida, Christo se convirtió en ciudadano estadounidense. Ese mismo año, comenzó a planear la obra "Running Fence": una cerca hecha con postes y cables de acero cubierta por un velo, que se extendía por el paisaje hasta el mar.


                                        Running Fence, Sonoma and Marin Counties, California 1972-76


La cerca medía 5,5 m de alto y 40 km  de largo. Para el proyecto, trabajadores agrícolas debieron ser convencidos y el permiso de las autoridades tuvo que ser obtenido, por lo que Christo y su esposa contrataron a nueve abogados. A fines de 1974, Christo trazó el trayecto de la cerca con estacas de madera. El 19 de abril de 1976, el proyecto finalmente comenzó después de una extensa lucha contra la burocracia. Aproximadamente, 20 ha de  nylon, 2.050 postes de acero y 145 km de cable de acero fueron necesarios. El 10 de septiembre de 1976 la obra estaba terminada. No obstante, Christo y Jeanne-Claude tuvieron que pagar una multa de $60.000 (dólares estadounidenses) por carecer del permiso de las autoridades.


Wrapped Walk Ways (Pasarelas Envueltas)



En 1977, Christo y Jeanne-Claude estaban devolviendo préstamos y trataban de ahorrar el máximo de dinero. Sin embargo, continuaron planeando futuros proyectos. En noviembre de ese año, Christo se reunió con sus padres, viendo a su madre por primera vez luego de 20 años.



                     "Wrapped Walk Ways",Parque Loose, ubicado en kansas City, Missouri


Con la obra "Wrapped Walk Ways", Christo y Jeanne-Claude cubrieron 4,5 kilómetros de pasarelas en el Parque Loose, ubicado en kansas City, Missouri. El proyecto requirió 12.500 metros cuadrados de un brillante nylon de color amarillo azafrán. En octubre, los peatones difrutaron de la obra durante dos semanas. El costo del proyecto ascendió a $130.000 (dólares estadounidenses).




  

Surrounded Islands (Islas Rodeadas)

La pareja planeó un proyecto basado en la idea de Jeanne-Claude de rodear once islas en la Bahía Vizcaina de Miami con 603.850 m2 de polipropilenorosado. 


                                            Surrounded Islands, Miami, Florida 1980-83
La obra fue finalizada el 4 de mayo de 1983 con la colaboración de 430 ayudantes y pudo ser contemplada durante dos semanas. Las islas fueron vigiladas día y noche por monitores en botes inflables.



Pont Neuf

El Pont Neuf envuelto en tela por Christo y Jeanne-Claude


                                                  The Pont Neuf Wrapped, Paris 1975-85

El 14 de marzo de 1984, Jeanne-Claude se convirtió en ciudadana estadounidense, sin embargo, mantuvo una doble nacionalidad y conservó el pasaporte francés. En agosto, la pareja obtuvo el permiso para cubrir el  Puente Nuevo, tras nueve años de negociaciones con el alcalde de París,Jacques Chirac .




Para envolver la estructura se necesitaron 40.000 metros cuadrados de tela  poliamida color arena. El 22 de septiembre de 1985, el proyecto había finalizado. En las próximas dos semanas, más de tres millones de personas visitaron la obra.




Umbrellas (Paraguas)


Christo y Jeanne-Claude prepararon su próximo trabajo, "Umbrellas". El plan consistía en instalar paraguas azules y amarillos en California e Ibaraki, Japón   , al mismo tiempo.







                                                The Umbrellas Japan - U.S.A. 1975-85

En diciembre de 1990, las bases para las sombrillas fueron colocadas. Los pedestales de 8dm de largo fueron anclados al piso con tensores de 1.500 kilopondios  . En septiembre del año siguiente, los paraguas fueron llevados a sus lugares por 2.000 trabajadores. Para conservar el paisaje, las bases fueron transportadas a sus sitios con un helicóptero. El costo final del proyecto fue de $26 millones (dólares estadounidenses)




                                   Las sombrillas azules instaladas en Ibaraki, Japón.




Los colores de las sombrillas fueron elegidos con el objetivo de complementar el paisaje donde fueran instaladas: el amarillo debía acentuar la hierba color  ámbar presente en las colinas de Southern California   y el azul debía realzar el exuberante follaje que rodeaba un río de Japón.
El 7 de septiembre de 1991, estaban instalados 1.340 paraguas azules en Ibaraki y 1.760 paraguas amarillos en el Tejon Ranch de California. La exhibición comenzó el 9 de octubre. Un total de 3 millones de personas visitaron las sombrillas, cada una de las cuales medía 6 m de alto y 8,66 m de diámetro. Los paraguas se convirtieron en una gran atracción turística, algunas personas los utilizaron para hacer picnics  y otras, incluso, los usaron como altares de boda .
Dos obreros fallecieron durante la construcción de la obra. Una mujer, Lori Keevil-Mathews, murió cuando uno de los paraguas de 220 kg la golpeó contra una roca empujado por una racha de viento. ] Y un hombre, Masaaki Nakamura, de 51 años, fue electrocutado cuando la grúa que operaba entró en contacto con una línea de alto voltaje mientras retiraba las sombrillas.

El Edificio del Reichstag

 

 

Después de los "Paraguas", Christo y su esposa se concentraron en envolver el edificio del Reichstag en Alemania. 

                                                     Wrapped Reichstag, Berlin 1971-95

Con el apoyo de la presidenta parlamentaria, Rita Süssmut, la pareja se esforzó para convencer a los miembros del Parlamento, yendo de oficina en oficina, enviando cartas a cada uno de los 622 delegados y realizando innumerables llamadas telefónicas para negociar. El 25 de febrero de 1995, luego de largas discusiones, el Bundestang   autorizó la ejecución del proyecto.
Más de 100.000 m2  de tela de polipropileno  resistente al fuego, cubierta por una capa de alumino, y 15 kilómetros de cuerda fueron necesarios. El edificio comenzó a ser envuelto el 17 de junio de 1995 y una semana después estaba listo. El espectáculo fue contemplado por 5 millones de visitantes antes de ser retirado el 7 de julio de ese mismo año.




Un libro sobre el trabajo:
Christo and Jeanne-Claude, Wrapped Reichstag, Berlin 1971-1995 - Artist's EditionSigue el proyecto desde su nacimiento conceptual hasta su finalización veinte años más tarde.

Edición limitada de cinco mil copias para todo el mundo, encuadernada en una caja, cada una firmada y numerada por Christo, Jeanne-Claude y Wolfgang Volz, incluyendo un trozo del material original utilizado en el envoltorio (22,5 x 22,5 cm).

 

 
Toda nuestra obra trata sobre la libertad.” Christo y Jeanne-Claude concibieron la idea de envolver el Reichstag de Berlín ya en 1971, pero no la llevaron a cabo hasta el verano de 1995, cuando durante dos semanas la capital alemana parecía el auténtico centro del mundo del arte, para que el proyecto se cristalizase.


Más de cinco millones de visitantes fueron testigos del resultado final de una de las más apasionantes obras de arte jamás creadas—una obra que requirió más de veinticinco años de preparación, años no sólo de debate artístico y político.  



Este documental único, desarrollado y diseñado por los artistas y su coordinador de proyecto Wolgang Volz, demuestra con bocetos, dibujos preliminares, documentos y fotos, en setecientas páginas, como una visión fue llevada a cabo, una visión que le quitó el aliento al mundo y continúa siendo uno de los eventos artísticos más memorables de todos los tiempos.


 




Sobre el fotógrafo:
Wolfgang Volz lleva trabajando con Christo y Jeanne-Claude desde 1971 y fue el director de proyecto (junto con Roland Specker) en Wrapped Reichstag y (junto con Josy Kraft) en Wrapped Trees, y ha estado a cargo de The Wall, 13,000 Oil Barrels, 1999. Es el fotógrafo exclusivo de las obras de Christo y Jeanne-Claude. Esta colaboración cercana ha dado lugar a muchos libros y a más de trescientas exposiciones en museos y galerías alrededor del mundo.

Sobre el autor:
David Bourdon fue un crítico de arte que estuvo íntimamente relacionado con el innovador ambiente artístico de Manhattan desde inicios de los años 1960. Bourdon escribió para muchas revistas de arte y fue colaborador habitual de Art in America. Entre sus libros hay estudios de los artistas Christo y Jeanne-Claude, Alexander Calder y Andy Warhol.


Christo and Jeanne-Claude, Wrapped Reichstag, Berlin, 1971-1995
Christo and Jeanne-Claude, Wolfgang Volz, David Bourdon
Tapa dura en estuche, 29 x 27 cm (11.4 x 10.6 in.), 700 páginas
€ 500.00


Verhüllte Bäume (Árboles Cubiertos)


 

Entre el 13 de noviembre y el 14 de diciembre de 1998, Christo y Jeanne-Claude envolvieron 178 árboles en el Parque Berower, al noroeste de basilea, Suiza  . Para cubrirlos, la pareja utilizó 55.000 m² de un brillante poliéster color plata y 23 km de soga. Las ramas de los árboles empujaban la tela creando formas únicas en cada uno de ellos. El tamaño de la obra variaba de 2 a 25 m de altura y de 1 a 15 m de ancho, dependiendo del volumen de las copas. Tal como anteriores proyectos, fue financiado con la venta de piezas originales. Todo el material usado en los "Árboles Cubiertos" fue reciclado cuando la obra fue desmontada.


          Wrapped Trees, Fondation Beyeler and Berower Park, Riehen, Switzerland 1997-98



 



Christo and Jeanne-Claude, Wrapped Trees - Artist's Edition

La Fundación Beyeler y el Parque Berower, Riehen, Basilea, Suiza, 1997-1998

Edición limitada de mil copias para todo el mundo, cada una numerada y firmada por Christo, Jeanne-Claude y Wolfgang Volz con un cibachrome original y un
trozodel lienzo original.



 


 

 

 


 Muchos años de investigación han pasado para alcanzar esta etapa, hasta el punto de que Christo y Jeanne-Claude han trabajado sobre árboles durante casi treinta años. En 1996 envolvieron un árbol de diez metros de alto en una exposición personal en el Stedelijk van Abbe Museum en Eindhoven





El mismo año trabajaron en un proyecto para envolver árboles en el Forest Park en San Luís, Missouri, y en 1968 para el Museo de Arte Moderno de Nueva York. En 1969 "Two Wrapped Trees" fue expuesta en Sídney. En el mismo año diseñaron un ambicioso proyecto para envolver trescientos árboles a lo largo de los Campos Elíseos que no logró la autorización del Prefecto de París.

 
Este proyecto en el parque de la Fundación Beyeler en Riehen, Basilea, Suiza (hasta el veinticuatro de Enero de 1999) es por lo tanto el "Wrapped Trees" más grande en ser realizado hasta la fecha. Este volumen traza de la concepción a la realización por medio de dibujos preliminares, collages y planos así como fotografías de los Wrapped Trees.

 

 

Wrapped Snoopy House (Casa de Snoopy Envuelta)

 

 

En 1978,  Charles m. Shulz dibujó un episodio de su tira cómica Peanuts, donde la casa del protagonista, Snoopy , había sido envuelta en tela por Christo. En respuesta, Christo construyó una casa para perros y la cubrió de tela, para posteriormente presentarla en el Museo Charles M. Schulz en el año 2003.




      

The Gates (Las Entradas)


El 3 de enero de 2005, comenzó la instalación del proyecto más extenso de las pareja, "The Gates", en el Central Park de Nueva York. Christo y Jeanne-Claude también bautizaron la obra como "The Gates, Central Park, Nueva York, 1979-2005" haciendo referencia al tiempo trascurrido desde la primera vez que pidieron el permiso a las autoridades, hasta que el proyecto fue aprobado por el alcalde de la ciudad, Michael Blooberg. "The Gates" fue inaugurado el 12 de febrero de 2005 y fue clausurado dos semanas después. Un total de 7.053 "entradas" fueron fabricadas con un material de color amarillo azafrán y fueron instaladas en los senderos del parque. Medían 5 metros de alto y, combinados, tenían un ancho de 37 kilómetros.



El valor del proyecto se estimó en $21 millones (dólares estadounidenses) que fueron reunidos completamente por Christo y Jeanne-Claude. Para financiar la obra, la pareja debió vender piezas artísticas de las décadas 1950 y 1960, estudios, dibujos, collages y fotografías originales de sus anteriores trabajos. No aceptaron ningún patrocinio, ni siquiera la ciudad de Nueva York tuvo que proveer fondos. Christo y Jeanne-Claude donaron a "Nurture New York's Nature Inc." todas las ganacias producidas por los souvenirs  que se vendieron, tales como postales, camisetas y afiches. Para prevenir el vandalismo, unos 600 empleados repartieron a los visitantes cerca de 1 millón de trozos de tela de 7 cm2   cada uno. Estos empleados también entregaban información a los espectadores acerca del proyecto.

Una instalación colosal en el Central Park de Nueva York



Edición limitada a 5000 ejemplares, firmados y numerados por Christo y Jeanne-Claude y su fotógrafo Wolfgang Volz


 

Febrero de 2005 significó la instalación efímera de una obra de arte monumental de Christo y Jeanne-Claude en el Central Park de Nueva York. Concebido en 1979 y rechazado por el gobierno municipal de la ciudad de Nueva York en 1981, el proyecto fue aprobado por la administración del alcalde Michael Bloomberg en 2003.



La obra de arte consistía en 7503 puertas de vinilo de dieciséis pies de alto con paneles de tela coloreados de azafrán a lo largo de las veintitrés millas de senderos del parque.



Vista desde los edificios que rodean al parque, la obra The Gates parecía un río fluido de azafrán, mientras que aquellos que la atravesaban experimentaban la atmósfera de un techo de oro fluido.



Financiada completamente por Christo y Jeanne-Claude por medio de su C.V.J. Corporation, The Gates fue montada e instalada por miles de trabajadores asalariados. 



Finalizada el 12 de febrero de 2005, The Gates permaneció allí durante dieciséis días, tras los cuales fue retirada y los materiales reciclados. La obra de arte fue gratis para todos los visitantes, que continuaron utilizando Central Park durante todo el proceso. Este acontecimiento histórico proporcionó una experiencia memorable y feliz a los neoyorquinos y a los visitantes. 

Este libro, que documenta el proyecto completo desde sus comienzos en 1979 hasta su culminación en 2005, es el recuerdo perfecto para quienes quieran rememorar esta efímera obra de arte.


  • La edición de coleccionista está limitada a 5000 ejemplares, firmadas y numeradas por Christo y Jeanne-Claude y Wolfgang Volz.
  • Cada una incluye un trozo de la tela utilizada en la obra de arte de 24 x 24 cm (9.4 x 9.4 in.)
  • Contiene ciento cuatro bocetos y collages, así como novecientos documentos importantes, dibujos y datos técnicos, mapas y mil cuatrocientas cuarenta y una fotografías desde 1979 hasta 2005.
  • El tercer volumen de Christo y Jeanne-Claude de nuestra serie de coleccionista, complementando a Wrapped Reichstag, Berlin, y The Umbrellas,
Otros trabajos:

                              Wrapped Fountain and Wrapped Tower, Spoleto, Italy 1968 


                         The Wall, Wrapped Roman Wall Via Veneto and Villa Borghese, Rome, Italy 1974  
                       Wrapped Monument to Vittorio Emanuele, Piazza Duomo, Milano, Italy, 1970



Museum of Contemporary Art, Chicago, Wrapped and Wrapped Floor and Stairway Chicago, 1968-69






 





Proyectos no realizados

Diversas ideas de Christo y Jeanne-Claude nunca han sido realizadas, principalmente, por carecer de permisos. Entre ellas, las que se llevarían a cabo en la Puerta de Alcalá   en Madrid, la estatua de Cristóbal Colón en Barcelona (1977), el Arco del Triunfo de París (1970), el Muro de Diez Millones de Barriles de Petróleo para el  Canal de Suez (1972), el Museo de Arte Moderno de Nueva York  (1968) y el Puente Alejandro III  en París (1977).





Proyectos futuros

 

 Over The River (Sobre el Río)

 Anunciaron que el próximo proyecto, titulado "Over The River", será construido en el río Arkansas , cerca de Cañón City, Colorado. Los planes del trabajo contemplan la suspensión de más de 10 km de tela reflectante traslúcida, afirmada por cables de acero anclados a la orilla del río. La instalación debiera permanecer durante dos semanas en el año 2012, mientras el río esté abierto al público para la recreación.
Christo y Jeanne-Claude concibieron inicialmente "Over The River" en 1985, cuando envolvían el Puente Nuevo y un trozo de tela cayó sobre el río Sena. Durante los años 1992 y 1995, los artistas buscaron las localizaciones adecuadas, considerando cerca de 89 ríos. Eligieron el río Arkansas porque sus orillas eran los suficientemente altas como para que la gente que navega en balsas pudiera disfrutar del río y de la obra al mismo tiempo. Christo y Jeanne-Claude ya han gastado cerca de $2 millones (dólares estadounidenses) probando telas en túneles de viento, en estudios ambientales e ingeniería de diseño. Tal como en proyectos pasados, "Over The River" será financiado completamente por la pareja, a través de la venta de dibujos que Christo realizó en su preparatoria y modelos a escala.

 The Mastaba

 

El proyecto "The Mastaba" consiste en una  mastaba de 150 metros de alto, construida con 390.500 barriles de aceite apilados. Los barriles tienen una capacidad de 55 galones y serán de diferentes colores para asemejarse a un mosaico. El monumento medirá 225 m de profundidad y 300 m de ancho.
La obra ha sido planeada por Christo y su esposa desde el año 1977. Será realizada en los Emiratos Árabes Unidos , en una fecha desconocida. "The Mastaba" estará situada sobre una llanura, en una ligera pendiente, para brindarle a los visitantes un impacto visual mientras se aproximan caminando, en automóvil o por aire.
También está planificado construir estacionamientos, un salón de veneración, áreas de descanso para el público y alojamientos para los curadores, el personal de mantenimiento y los guardias. Palmeras, eucaliptos, árboles espinosos y otros arbustos serán plantados alrededor de la mastaba para protegerla del viento. El sector adyacente a las pasarelas cercanas a la mastaba serán como un oasis  con flores y hierba.
Los artistas ya han gastado más de un millón de dólares y trabajaron junto a las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos entre 1979 y 1982. Para la planificación, los estudios de vialidad y los diseños preliminares fueron asesorados por ingenieros de Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Francia y Japón.
Cuando la guerra de Irak e Irán   empeoró la situación en el área del Golfo, Christo y Jeanne-Claude se abstuvieron de ir a Medio Oriente .
A diferencia de sus proyectos anteriores, el gobierno emiratense es el encargado de financiar y mantener "The Mastaba". Después de todo, el monumento será más grande que la Gran Pirámide de Guiza.

 Referencias

  1. Yolanda Monge (20/11/2009). «Jeanne-Claude, esposa y pareja artística de Christo». El País. Consultado el 20 de noviembre de 2009.
  2. ↑ «Fallece la artista Jeanne-Claude, esposa y colaboradora de Christo». El Mundo (20 de noviembre de 2009). Consultado el 31 de mayo de 2010.
  3. Daunt, Tina (31 de octubre de 1991). «Woman Killed by Umbrella Is Remembered» (en inglés). Los Angeles Times. Consultado el 31 de mayo de 2010.
  4. Montagut, A. (1 de noviembre de 1991). «Las sombrillas de Christo provocan una segunda víctima». EL País. Consultado el 31 de mayo de 2010.
  5. Lukor.com. «La Fundación Canal acoge la primera gran muestra en España de Christo y Jeanne-Claude». Consultado el 16 de diciembre de 2008.

 Enlaces
http://wapedia.mobi/es/Christo_y_Jeanne-Claude
http://www.schulzmuseum.org/exhibits/permanent/Christo/christo.html
http://zero1blog.com/?p=13703
http://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2007/04/christo-en-el-central-park-nueva-york.html
 http://www.youtube.com/watch?v=-uogghhc_EA&feature=fvw
http://www.taschen.com/pages/es/catalogue/art/all/01090/facts.christo_and_jeanne_claude.htm